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Universidades: conocimiento, investigación y formación permanente
El 95% de los estudiantes universitarios tiene menos de 30 años, no obstante, la realidad podría tornarse diferente de cara a los próximos años, consecuencia de la tendencia demográfica actual y un mercado de trabajo que demanda la formación permanente de los trabajadores. Las bajas tasas de natalidad llevarían a pensar que en apenas quince años el porcentaje de población con edades comprendidas entre los 18 y 29 años pueda verse reducido en un 20%. En línea con esto último, y en el marco del compromiso adquirido con la Unión Europea, Joan Subirats, ministro de Universidades, destacaría la importancia de “conseguir que de aquí al 2030 un 60% de la población de 16 a 65 años haya tenido experiencias formativas en los últimos 4 meses”. En tales cuestiones reparaba el ministro durante la sesión de apertura de las Jornadas de Inauguración Docente a las que se daba comienzo hoy en Madrid y que concluirán mañana. “El alumno está cambiando radicalmente”, apuntaba.
La transformación que estaría viviendo el modelo universitario iría encaminada a la consolidación de la universidad como un espacio multigeneracional, que satisfaga las necesidades de un alumnado diverso y en el que reconozca la experiencia profesional. En este sentido, la Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, contempla el acceso a titulaciones de formación permanente para aquellas personas sin titulación universitaria que puedan acreditar su experiencia en el mercado de trabajo. El objetivo sería avanzar hacia un modelo que se aleje del aprendizaje inmediato y proporcione al alumnado un conocimiento sostenible. Para ello, sería fundamental que exista una cooperación entre las universidades, las Administraciones Públicas y la sociedad civil. “Tiene que haber un compromiso institucional con la innovación docente”, señalaba Gregorio Rodríguez, Catedrático de Métodos de Investigación en Educación de la Universidad de Cádiz. Rodríguez, aprovechaba también su intervención, recogida en la primera de las mesas, para romper una lanza a favor de la tecnología como medio a través del que lograr la mejora de los modelos de evaluación de aprendizaje.
La llegada de las microcredenciales
Una de las propuestas en las que se estaría trabajando desde el Gobierno para promover la formación permanente llegaría de la mano de las microcredenciales. Certificados que se obtendrían a través de cursos de especialización o formaciones breves, y que permitirían a la persona ampliar sus conocimientos en torno a una materia concreta de forma rápida y flexible. A ellas se refería el ministro, recordando la presentación de un Plan que verá la luz el próximo 19 de junio y que contará con una financiación de 50 millones de euros. El citado Plan trataría de impulsar aquellas microcredenciales que más se ajusten a las demandas de la sociedad. Además de repercutir positivamente en la formación del empleado, estas pequeñas acciones formativas también irían en beneficio de las empresas, al crear plantillas más competentes y adaptadas a los cambios traídos por la transformación digital. Teniendo en cuenta las demandas actuales del mercado laboral, además de reforzar las competencias técnicas de los empleados, estas pequeñas formaciones también podrían ser una ventana para fortalecer las habilidades blandas, como pudiera ser el liderazgo, el pensamiento crítico o la inteligencia emocional.
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