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Innovación para frenar la desigualdad

Innovación

Hablar de innovación es aludir al progreso y la mejora, no obstante, la acción de innovar se vería en ocasiones ensombrecida por el incremento de las desigualdades asociadas a dicho proceso. En línea con esta idea, la Fundación COTEC presentaba recientemente su Anuario 2022, poniendo el foco en el binomio innovación y desigualdad. Una llamada a la acción, con la que la Fundación buscaría concienciar sobre el valor de la innovación ante los retos que se plantean y la importancia de trabajar conjuntamente para no dejar a nadie atrás. “Necesitamos pensar de forma creativa para encontrar nuevas soluciones a viejos problemas. Y necesitamos ser conscientes de los riesgos que conlleva la innovación, además de tomar medidas para prevenirlos o mitigarlos”, recoge en su introducción documento.

El acceso a una educación de calidad constituiría un elemento importante a la hora de garantizar la igualdad de oportunidades, además de ser un derecho fundamental que, a su vez, actuaría de puente en el cumplimiento de otros derechos. La realidad mostraría, por el contrario, como el nivel socioeconómico determinaría en muchas ocasiones el futuro de los niños, traduciéndose en un incremento de las desigualdades. El gran reto que se plantea es que “el alumnado de bajo nivel socioeconómico no se nos vaya desvinculando del sistema educativo. Equidad es dar más y mejor donde más se necesita, para corregir esas desigualdades de partida”, exponía Álvaro Ferrer, especialista de Equidad Educativa en Save The Children España, en la Gala de presentación del Anuario, que tuvo lugar el pasado 14 de octubre. La innovación en esta área ha de estar orientada, por tanto, a la búsqueda de soluciones que permitan a los niños seguir progresando, independientemente de aquellos factores externos que actúan como un condicionante para alcanzar tal fin y poniendo especial atención en los más desfavorecidos. Reparando en la idea de que no todo lo novedoso tiene por qué ser innovador, Ferrer resaltaba la importancia de que los cambios que se introduzcan estén basados en el conocimiento y aporten valor.

Además de contribuir favorablemente al desarrollo profesional de una persona, la educación y, particularmente, el nivel de estudios, estaría conectado a su vez con la brecha digital, una correlación en la que también influiría la edad y la ocupación. Así se constataría en el estudio “Competencias digitales y colectivos en riesgo de exclusión social en España”, elaborado por COTEC, al que Joaquín Maudos, Catedrático del Análisis Económico en la Universidad de Valencia, hacía referencia durante su intervención. El estudio revelaría como contar con estudios superiores incrementaría en un 35% las probabilidades de tener habilidades digitales y como una persona joven tendría un 25% más de posibilidades de tener competencias digitales que alguien de mayor edad. Considerando una cuestión prioritaria que toda reforma del sistema educativo tenga en cuenta las habilidades digitales de los estudiantes, Maudos concluía su intervención alegando que “la única vía de aprovechar el máximo beneficio de la transformación es que la gente sepa aprovechar la tecnología”.

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