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Comunicación no verbal: informar sin recurrir al uso de palabras

Palabra

En su obra “Política”, Aristóteles se refiere al ser humano como un ser social por naturaleza, destinado a vivir en comunidad. Es lo que el filósofo denomina zoon poilitikon o animal político. La relación con sus iguales se vería a su vez influenciada por el diálogo y la deliberación como medios para alcanzar la justicia y el bien común, siendo la palabra lo que le diferenciaría de otros seres vivientes. “La razón por la cual el hombre es un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. Pues la voz es signo del dolor y del placer, y por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza llega hasta tener sensación de dolor y de placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto”.

Resulta innegable obviar el poder que ejerce la palabra en las relaciones humanas, siendo el lenguaje verbal una constante en nuestro día a día. Prueba de ello, lo encontramos en el modelo educativo y en todo lo que engloba al estudio de este sistema de comunicación. En comparación, dedicamos una ínfima parte de nuestro tiempo a estudiar aquello que no se dice y en cómo esto influye a la hora de hacer llegar una información. En términos generales, la comunicación no verbal se entiende como todo aquel mensaje ausente de palabra y en el que intervendría el lenguaje corporal.

En un estudio llevado a cabo en los años 70 por el psicólogo y antropólogo, Albert Mehrabian, el experto en comunicación no verbal concluía que al menos un 93% de la información que emitimos a la hora de comunicar emociones y sentimientos provendría de la ausencia de palabras. Los resultados derivados de la investigación liderada por Mehrabian, daban lugar a lo que ha pasado a conocerse como fórmula 55/38/7, según la cual, la comunicación percibida por el interlocutor recaería en un 55% en el lenguaje corporal, un 38% en el lenguaje paraverbal o uso de la voz y tan solo un 7% en la palabra. Tal y como puntualizaría más adelante el experto, la fórmula solo sería aplicable en una conversación de carácter personal o íntimo, en la que se dispone de cierta información sobre la persona y cuando exista una incongruencia en la comunicación. En lo referido a esto último, la discrepancia entre la información verbal y la no verbal, daría lugar a que el interlocutor otorgue mas importancia al cómo se dice que a lo que se dice. Si escoger las palabras adecuadas para que el mensaje sea efectivo sería de gran importancia, según se establece en esta regla, más aún lo sería aquello que nuestro cuerpo dice de nosotros a la hora de transmitir un mensaje.

Sea o no certero el peso que se le otorga a la comunicación no verbal, lo cierto es que esta aportaría información muy relevante con independencia del contexto en el que se produzca. Las impresiones generadas en torno a una persona vendrían en muchas ocasiones motivadas por aquello que no se dice, llevándonos a reflexionar sobre la importancia de saber transmitir un mensaje a través de nuestro lenguaje corporal.

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