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Las profesiones incorporan la ética ambiental en sus códigos deontológicos

ética ambiental

La preservación del medioambiente es una cuestión que nos ocupa, ya sea por una responsabilidad ética o moral o, desde una perspectiva meramente egoísta, por los efectos que la degradación de la naturaleza tiene sobre la salud de las personas. En una llamada a la acción, el decimotercero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS 13, aboga por incluir el cambio climático como un asunto prioritario en las políticas, estrategias y planes de países, empresas y la sociedad civil. No obstante, y tomando como referencia los acuerdos alcanzados en la COP27, la reflexión y el debate seguirían anteponiéndose a la puesta en marcha de acciones concretas que logren hacer frente a esta problemática. Para Emilio Chuvieco, catedrático de Geografía y director de la cátedra de ética ambiental de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), la ausencia de acciones reflejaría como, pese a que “el medioambiente se considera importante, en la práctica no lo es”. Así lo manifestaba durante la presentación de la “Guía Ética Ambiental en los Códigos Deontológicos”, elaborada por Unión Profesional y la Cátedra de ética Ambiental de la UAH, en un acto celebrado el pasado 24 de noviembre durante la última edición del Congreso Nacional del Medioambiente (CONAMA).

La Guía responde al compromiso adoptado por las corporaciones colegiales por la búsqueda de la excelencia profesional, orientándoles en la integración de la ética ambiental en los códigos deontológicos. “El planteamiento es conectar el medioambiente, con lo que es la esencia de las profesiones, el control deontológico. En la deontología es donde queremos actuar”, apuntaba Victoria Ortega, presidenta de Unión Profesional. Para ello, el documento propone una serie de principios sobre los que deberían regirse dichos códigos a la hora de abordar la cuestión ambiental, como son la responsabilidad, la transparencia, la justicia ambiental o la búsqueda del bien común, entre otros. En lo que respecta a la concreción de actuaciones específicas, siendo esta la base de los códigos deontológicos, el documento incide en que todas ellas han de regirse por la búsqueda de la excelencia ambiental. Para ello, estas habrán de revisarse en base a los tres principios básicos de la gestión ambiental: reducir, reutilizar, reciclar. Y añade otras dos: restaurar y re-educar.  En lo referido a estos dos últimos, la Guía apuesta por que las corporaciones colegiales traten de reparar los daños causados, así como integren la formación continua en materia ambiental, incluyendo las bases éticas del cuidado a la naturaleza, los procesos de evaluación de impactos y su restauración. “Somos parte del problema y también de la solución”, concluía Chuvieco.

Ética medioambiental, un compromiso conjunto

Los colegios profesionales, como corporaciones de derecho público, tienen entre sus cometidos velar por los intereses de los consumidores y usuarios de los servicios que prestan sus colegiados, así como por los de estos últimos. “Si hay algo por lo que las profesiones hemos trabajado es por la defensa de la vida, de la dignidad humana, de los sectores más vulnerables”, Victoria Ortega, presidenta de Unión Profesional. La integración de la ética ambiental a los códigos deontológicos, supone una cuestión de especial relevancia a la hora de aminorar el impacto derivado de la actividad de las profesiones sobre el medioambiente y comprometer a los profesionales con su preservación.

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