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Talento sénior, el gran olvidado del mercado laboral

Talento sénior

El cambio demográfico que estaría viviendo nuestro país nos llevaría a reformular modelos que se habrían quedado obsoletos para hacer frente a los retos, pero también a las oportunidades que tal situación plantea. En tal punto se encontraría nuestro mercado de trabajo, en el que la baja tasa de natalidad y el aumento de la longevidad, habría dado lugar a una menor presencia de trabajadores jóvenes, entre los 16 y los 29 años, y un aumento de empleados séniores, por encima de los 50 años. Es por ello, por lo que se haría necesaria la integración de fórmulas que permitan un mayor aprovechamiento del talento sénior, algo que, pese a su potencial, España se mostraría todavía lejos de alcanzar. Así lo evidenciarían estudios como el “II Mapa de Talento Sénior. España en el contexto europeo”, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación MAPFRE. Según los datos plasmados en el documento, nuestro país sería junto a Italia, el estado europeo con mayor índice de personas desempleadas con edades comprendidas entre los 55 y los 69 años.

Las razones que llevarían a las empresas a prescindir de los profesionales de mayor edad estarían motivadas por la creencia de que estos carecerían de competencias digitales, su presencia repercutiría negativamente en la contratación de empleados más jóvenes, así como que, por lo general, contarían con salarios más altos que los de una persona que inicia su trayectoria. Hechos que, en definitiva, nos llevarían a hablar de edadismo laboral. La pérdida de empleo tendría como consecuencia que muchos de estos profesionales se vean en la necesidad de reinventarse, embarcándose en un nuevo proyecto al final de su carrera laboral. En lo que se refiere a trabajadores séniores (entre los 55 y los 64 años), España registraría la tasa de emprendimiento más alta de la Unión Europea. “Podríamos concluir que los séniores españoles son los europeos que más están dispuestos a emprender y, junto a Polonia, la nación donde más extendido está el trabajo por cuenta propia de los séniores”, recoge el citado documento. La escasa información con la que contaría el colectivo, sería en ocasiones un impedimento más a la hora de adentrarse en esta nueva etapa. Por ello, desde el Centro de Investigación Ageingnomics propondrían que los poderes públicos fomenten el trabajo por cuenta propia y el emprendimiento de los séniores a través de ayudas públicas, reducciones de la cuota de autónomos o atractivas bonificaciones fiscales.

Una jubilación activa

Dada la situación en la que se encontraría nuestro país, los expertos abogarían por que se promueva la jubilación activa, acabando con la abrupta salida a la que se enfrentan los trabajadores una vez alcanzada la jubilación. La medida permitiría aprovechar, por un lado, la experiencia y el conocimiento con el que contarían estos profesionales, a la vez que permitiría hacer frente a la ausencia de trabajadores. Una reflexión a la que también llegaba la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) en un artículo publicado esta semana, en el que se apuntaba como tan solo un 14% de los jubilados compatibilizarían su pensión con otras retribuciones. Además de los cambios legislativos pertinentes, es importante que, tanto las empresas, como los trabajadores, se impliquen para poner fin a las conductas edadistas, promoviendo los equipos intergeneracionales y situando al talento sénior en el lugar que le corresponde.

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