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El sistema educativo se abre paso ante la revolución digital

Educación

Las calles comienzan a ser testigos del inicio de un nuevo curso atípico, marcado por la mascarilla y el gel hidroalcohólico como dos nuevos integrantes de la lista de imprescindibles para el año académico. Tras casi seis meses desde que se decretara el cierre de todos los centros educativos de España, el regreso a las aulas se traduce como un paso adelante hacia la recuperación de lo que, hasta la llegada de la COVID-19, entendíamos como normalidad. Mientras instituciones, docentes y gobiernos siguen trabajando en garantizar una vuelta segura a las clases para profesores y alumnos, el sistema educativo vive su particular transformación, postulándose como una de las principales vías mediante las que poder comenzar a reconstruir un país fuertemente golpeado por la epidemia. “Para lograr una reconstrucción económica y social justa y sostenible, es crucial que todos los sectores nos comprometamos con una formación de calidad, moderna, flexible, cualificante y excelente”, apuntaba la actual ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, durante su intervención en el trigésimo cuarto Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones organizado por AMETIC.

Al igual que habría ocurrido en otros sectores, la epidemia ha evidenciado en el ámbito educativo la necesidad de apostar por su digitalización, habiéndose convertido en un reflejo fidedigno de la todavía, más que persistente, brecha digital entre la población española. El salto repentino de un modelo de educación presencial a una modalidad completamente online incrementó la preocupación entre la comunidad educativa por el impacto negativo que, tal situación, pudiera llegar a tener sobre el aprendizaje de los estudiantes.

En apenas unos días, la educación de millones de alumnos de nuestro país quedaba entonces supeditada a medios, plataformas y competencias digitales, cuya puesta en escena requería de un proceso de transformación previo, al que no todos los centros educativos habían dado inicio por igual. Una compleja realidad que, tal y como exponía la ministra de Educación, demandaría la necesidad de “llevar a cabo unas reformas determinantes” en el sistema, que permitan seguir avanzando hacia una educación de calidad, en la que se contemple la formación online y se pongan todos los medios necesarios para evitar que la enseñanza a distancia pueda llegar a convertirse en un nuevo foco de desigualdad entre el colectivo estudiantil. En este contexto, la Fundación COTEC para la innovación presentaba recientemente “La escuela lo primero”, un proyecto innovador encaminado a ofrecer soluciones tanto a los propios centros y profesionales del sector, como a instituciones y Administraciones Públicas, ante los retos planteados por la COVID-19. Actualmente, la iniciativa pone sobre la mesa un total de diez desafíos a los que se enfrenta el sistema educativo, ofreciendo respuestas prácticas a cada uno de ellos, en cuya elaboración habrían participado medio centenar de directores y docentes de toda España. No obstante, el proyecto pretende contar con recursos en continua evolución, que se actualizarán en función de los nuevos escenarios que vayan teniendo lugar en el ámbito de la formación presencial y a distancia.

El avance de la formación cortoplacista

Paralelamente a la digitalización del sistema educativo, la demanda por parte del mercado laboral de un perfil cada vez más específico de profesionales altamente cualificados, plantea serias cuestiones a un modelo universitario eminentemente teórico. Dispuestos a cambiar las reglas del juego, el gigante tecnológico Google anunciaba en el mes de julio la puesta en marcha de tres titulaciones propias (Análisis de Datos, Gestión de Proyectos y Experiencia de Usuario) que, según manifestaba el vicepresidente senior de asuntos globales de la compañía, Kent Walker, llegarían a tener la misma validez  que una carrera universitaria en grandes empresas como la mencionada, reduciendo su duración a apenas seis meses y por un coste mucho menor y más asequible que un grado universitario. Un ambicioso proyecto que impulsa la formación cortoplacista y dota a los alumnos de unos conocimientos concretos en áreas que, actualmente cuentan con una alta demanda en el mercado laboral. Lejos de plantearse como un sustitutivo de la educación universitaria, la dinámica de Google nos acerca a un nuevo concepto de trabajador en continua formación y  con capacidad de reacción ante los nuevos retos que plantea un mercado de trabajo cada vez más exigente.

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