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La utopía de la protección de datos en la era digital

El 28 de enero del 1981, el Consejo de Europa daba un paso hacia delante en el ámbito de la protección de datos personales, ratificando la primera normativa europea que preservaba su tratamiento. Hoy, casi cuarenta años más tarde, factores como la globalización, Internet o la aparición de los Smartphones, dificultan cada vez más el poder garantizar el cumplimiento de este derecho fundamental recogido en nuestra Constitución.

Consciente de ello, en el año 2016, la Unión Europea aprobaba el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), mediante el que se pretendía poner fin a los comportamientos abusivos de las empresas, potenciados por la irrupción de las tecnologías. Para ello, la Ley introducía nuevas exigencias relativas al deber de información, como por ejemplo que la persona física tuviera conocimiento del tiempo durante el que se mantendrían almacenados sus datos, así como otras cuestiones concernientes al tratamiento de los mismos. Con el fin de ayudar a las empresas a implantar estas nuevas medidas, desde la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) han elaborado a lo largo de estos dos últimos años una serie de guías en las que se tratan las directrices básicas para cumplir correctamente con el RGPD, y evitar así posibles sanciones. A nivel nacional y basándose en la normativa europea, el mismo año que comenzaba a aplicarse dicho Reglamento, se publicaba en el BOE la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, cuya última actualización tenía lugar en junio del año pasado.

El abusivo poder de las cookies en la protección de datos

Pese a los recientes avances  conseguidos en materia de protección de datos, lo cierto es que nuestra información sigue siendo todavía muy vulnerable. Prueba de ello, es la autorización indirecta que muchas compañías consiguen para poder traspasar los datos de una persona a terceros, con una acción tan cotidiana como aceptar las cookies de una página, evidenciando la falta de transparencia que todavía sigue imperando en la web.

La última compañía en posicionarse en contra del abusivo poder que ejercen las cookies sobre los usuarios ha sido Google. Hace tan solo unas semanas, la multinacional se comprometía a que su navegador Google Chrome proceda a bloquear todas las cookies de terceros, en un plazo de dos años. Aunque la decisión de Google se presenta como uno de los proyectos más ambiciosos hasta la fecha, la comunidad europea se mantiene todavía a la espera de que se apruebe lo que verdaderamente conseguirá cambiar las reglas del juego en cuanto a protección de datos, el Reglamento e-Privacy.

Mediante su aprobación, grandes empresas como HBO o Whatsapp que, trabajan con un gran volumen de metadatos pasarían a estar reguladas, viéndose afectados sus actuales modelos de negocio. En cuanto a las cookies, la normativa también busca, entre otras cuestiones, impedir que los usuarios vean limitada su experiencia en la red cuando estos deniegan la política de cookies de una página.

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